MÓDULO 10

GUARDAS DE LA ALMORAIMA

1.- Origen de la figura del guarda jurado

La primera mención en la Historia Moderna de España sobre guardas específicamente dedicados al campo, sucede en tiempos de Fernando VI. La creación del Cuerpo de Guardas de Campo y Monte se recoge en el artículo 25 de una ordenanza de 1748.

Con el amparo de la orden de la Reina Isabel II, mediante juramento ante el alcalde, aparece la primera figura histórica del guarda de campo jurado, en contraposición a los guardas particulares.

Bajo el reinado de Alfonso XII se modifica la regulación de los guardas mediante Real Orden del Ministerio de Fomento, de Guardería Rural, de 9 de agosto de 1876. De esta forma los guardas jurados quedan bajo la dirección de la Guardia Civil.

Tras el régimen franquista cuando las labores del guarda jurado comienzan a cambiar, abriéndose paso su labor de protección también al mundo empresarial.

A principios de los 70 es cuando los guardas jurados comenzaron a ser considerados como un elemento importante para la seguridad. Momento en que comienza la época moderna actual de su figura, renovándose su normativa.

Actualmente sigue existiendo la figura de guarda de campo, llamada guarda rural, pero hay que mencionar que las fórmulas de contratación son totalmente diferentes, pues tienen que realizar el curso de formación en los centros homologados a tal efecto para obtener la titulación oficial.  Posteriormente, deben concurrir a las pruebas selectivas que determine cada finca.

2.- Oficio de guarda jurado

El propietario de las tierras a custodiar tenía que proponer su nombramiento al alcalde del municipio en cuestión y, una vez jurado el cargo, se expedía la documentación correspondiente. Su función tenía como única misión vigilar zonas rurales en su más amplio sentido.

El Guarda Jurado hacía su trabajo a pie o bien sobre montura, para poder acudir a las zonas más alejadas. Sus tareas eran de control y salvaguardia de toda la dehesa.

Debían ser hombres que gozasen de buena opinión y fama, que nunca hubiesen sido condenados por delito alguno, y que no hubieran sido despedidos previamente del cargo de guarda jurado por alguna infracción disciplinaria de su trabajo.  

3.- Uniformes de guardas jurado de La Almoraima

Cada municipio establecía su uniformidad, si bien todos debían llevar una bandolera de cuero ancha, en la que se clavaba la placa de guarda de campo y el nombre del municipio: Castellar de la Frontera.

En la finca La Almoraima, siendo titular de la misma el  XVII Duque de Medinaceli, a finales del siglo XIX, el uniforme de los guardas era un traje compuesto de pantalón y chaqueta de color marrón oscuro. Se complementaba con un sombrero de ala ancha con escarapela, botas camperas, carabina y una trompetilla de latón. Sobre el uniforme debían colocarse la correa ancha con la placa identificativa del Estado de Castellar y el Excmo. Sr. Duque de Medinaceli como propietario de la dehesa.

4.- Guardas jurado de La Almoraima

La función principal de los guardas era la vigilancia de la finca y las dehesas con el fin de que todo trabajo cumpliera las normas establecidas.

Durante la etapa de propiedad de la finca por parte de la Casa Ducal de Medinaceli, el Duque daba las indicaciones a su hombre de confianza, el guarda mayor, para gestionar los trabajos en coordinación con el resto del cuerpo de guardería, generalmente doce miembros.

Entre sus actividades se encontraba la formación de cuadrillas de trabajo para el descorche, poda de árboles, aforo de la bellota, selección de los árboles aptos para la elaboración de carbón, así como el control de la producción por parte de los colonos.

No obstante, mencionar que antes de poder ejercer como guarda de la Casa Ducal, el trabajador debía desempeñar distintas labores que servían de baremo para valorar su aptitud. Una vez evaluado favorablemente, el trabajador pasaba a trabajar como guarda interino durante un breve periodo y , transcurridos unos meses, juraba el cargo como guarda.

En los años posteriores, durante la gestión de Rumasa, la correa de guarda se sustituyó por una pequeña placa rectangular que se colocaba en la chaqueta del uniforme. El cambio en la guardería se manifestó en primer lugar por el incrementó considerable de sus miembros así como en las funciones que comenzaron a ser de diversa índole: reparación de vallado, apoyo en las labores de cultivos para evitar el daño en los mismos, vigilancia contra el furtivismo, guía en las jornadas cinegéticas, entre otras.

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