MÓDULO 2

LIBRO DE LA MONTERÍA DE ALFONSO XI

Alfonso XI, autor de la obra, nació en Salamanca y fue elegido rey con un año y tres meses a la muerte de su padre Fernando IV “El Emplazado”. Cumplidos en 1325 los 14 años, Alfonso XI fue coronado rey, se entregó a la caza mayor y a aprender a gobernar.

Murió a causa de la gran Peste Negra, plaga que asoló Europa llevándose quizá un tercio de la población, cuando estaba sitiando

Gibraltar, en 1350. Su hijo legítimo, Don Pedro I, acabó siendo asesinado por su hermanastro Don Enrique de Trastámara, que se coronó finalmente rey. (17-18)

Como podemos apreciar dicha obra fue escrita durante su reinado y recoge información del venar o montería. Fue confeccionada en tres libros o partes, elaborado en gran parte por el propio monarca, ya que era una persona experimentada en monterías y poseía formación académica, la cual complementaba a la perfección en su trabajo de campo.

El primero dedicado a rastros, perros y monteros; el segundo a la «física de los canes» y el tercero, que es una «relación», «fabla de los montes de Castilla et de León, et de algunos de los regnos

de Granada».

El Libro Primero, parece original de Alfonso XI (o de Alfonso X), excepto los Cap. XXXVIII al XLI, que se inspiran en el texto de Moamín (Tjerneld 1949-0:182-84). El propio Alfonso XI indica que se copió de un libro de perros, que debía ser un códice escurialense del siglo XIII.

El Libro Segundo es una copia del libro árabe escrito por Moamín, cuyo nombre completo es Muhammad Ibn Abd Allah Ibn Umar al-Bayzar, un halconero árabe que vivió en Bagdad en el siglo IX (Fradejas 1985:23). «El Moamín» ha servido de base para muchos códices y libros medievales.

Y, el Libro Tercero, parece un original de Alfonso XI, aunque posiblemente inspirado en uno de Alfonso X preexistente.

Tanto en la obra como en los grabados –un total de 39— se describe y recopila con gran minuciosidad las características físicas de los bosques y montes de la Península Ibérica en el siglo XIV. Viéndose su gran riqueza arbórea y la gran abundancia de fauna, la mayoría idónea para la caza, uno de los pasatiempos preferidos de la nobleza y realeza.

Indicará información relevante como que a los osos les gustaban las breñas y riscos escarpados; a los jabalíes los montes con encinas y arroyos. A los patos y garzas los ríos y lagunas.

Se trata de un libro que aglutina y continua con la tradición existente en el territorio hispano en época tardo-medieval, teniendo como precedente trabajos del rey Alfonso X el Sabio. Todo ello en relación a datos de caza mayor y las castas de perros que eran empleadas en las monterías. Además, se incluye información sobre enfermedades y curas de los canes.     

Estamos ante un unicum, obra sin igual, ya que no existe ningún ejemplar similar en el mundo. La recopilación que más se le asemeja es el Libro de cetrería del rey siciliano, Federico II Hohenstaufen (1164-1225), erudito y traductor de la lengua y ciencia árabe que reinó entre el siglo XII y el siglo XIII.