Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salabert (1880-1956) nace del matrimonio del XVI Duque de Medinaceli, Luis María Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, con su segunda esposa Casilda Remigia de Salabert y Arteaga (IX Marquesa de la Torrecilla y Condesa de Ofalia).
Apenas transcurridos seis meses del enlace, el 14 de mayo de 1879, el XVI Duque de Medinaceli falleció de un disparo accidental de su escopeta cuando se encontraba cazando en las Navas del Marqués (Ávila). Casilda, que presenció el accidente, estaba esperando su primer hijo: XVII duque de Medinaceli, Luis Fernández de Córdoba y Salabert.
El XVII Duque de Medinaceli nació póstumo, pero titular y propietario de la primera Casa Nobiliaria de España, además de una considerable fortuna y una trascendental acumulación de tierras.
Su madre volvería a contraer matrimonio en 1884 con el I Duque de Santo Mauro Mariano Fernández de Henestrosa, Conde de Estradas, mayordomo y caballerizo mayor de la reina Victoria, el cual, se convierte en tutor del joven Medinaceli. Mariano fue promotor de las obras que se realizarían en las propiedades de los Medinaceli en el Campo de Gibraltar, encontrándose entre ellas El Convento de La Almoraima, al que se le incorpora una nueva torre de estilo neogótico.
El joven Luis, que alternaba su estancia en su colegio de París con frecuentes viajes a España, realizó varias visitas a La Almoraima, donde despertó su afición por la naturaleza y la caza. Esta afición le llevaría años más tarde a establecer una estrecha amistad con el Rey Alfonso XIII.
Tal era su predilección por la finca, que llegó a bautizar a uno de sus veleros con el nombre de Almoraima, con el que en el año 1908 obtuvo una victoria en la regata organizada por el Real Club Marítimo de Santander.
El 5 de junio de 1911 el XVII Duque contrae matrimonio con Ana María Fernández de Henestrosa y Gayos de los Cobos, dama de la reina Victoria Eugenia.
En 1938 fallece su primera esposa Ana María Fernández de Henestrosa y Gayos de los Cobos. Posteriormente, contrajo su segundo matrimonio el 22 de diciembre de 1939, con María de la Concepción Rey de Pablo-Blanco.
El XVII Duque de Medinaceli fue considerado uno de los principales exponentes de caza mayor en España, además de impulsor en definir los cotos de caza. Tal era su afición por la caza, que decidió plasmar cada jornada de cacería en diarios personales, los cuales se dividieron en tres tomos. El primero de 1898 a 1921, el segundo de 1921 a 1926 y el tercero hasta 1956, unos meses antes de su fallecimiento.
En estos tres diarios de caza, se pueden encontrar: una ficha por cada pieza abatida, indicando el punto exacto de impacto de la bala, un dibujo descriptivo, fotos, rifle utilizado, fecha, lugar, alguna característica singular del animal y cualquier otra circunstancia que pudiera ocurrir durante su abatimiento.
Interesado por contabilizar lo que cazaba, hizo anotaciones numéricas para el recuento posterior del total de cada especie. Además, el duque encargaba una copa de plata por cada cien venados o jabalíes cazados, inscribiendo en cada una de ellas la fecha, finca y mancha.
Según testimonio del Marqués de Borghetto en su libro Historia del Coto de Doña Ana (1865-1985), el Duque de Medinaceli introdujo venados en La Almoraima por primera vez en el año 1913.
Las anotaciones del diario y sobre todo las fotografías de los ejemplares abatidos, deben de ser las primeras que se hicieron de los corzos del sur, los denominados corzos moriscos.
El Duque, como dueño de rehala y montero, conocía a cada uno de sus perros y describía el trabajo que hacían en el campo, teniendo gran protagonismo su perro Pilatos, que eligió para localizar las reses heridas. En sus escritos dio gran importancia a las rehalas, nombrando a cada uno de los perros que participaban en alguno de los lances de la caza que describe.